La historia del Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene que ser considerada como parte del aprendizaje de los perjuicios ocasionados por las políticas que derivan de este organismo internacional. Asimismo pone en evidencia cómo la política en Argentina se ha parado frente a este tema.
Acerca del acuerdo firmado recientemente, varios son los argumentos que llevan a afirmar que se debe desconocer el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. No hay ningún antecedente en nuestro país que pueda mostrar éxito alguno de los acuerdos realizados con el FMI desde su incorporación en el año 1956 en la Presidencia del dictador Pedro Eugenio Aramburu hasta el presente. Tampoco hay experiencias en el orden mundial que muestren que las políticas que promueve el FMI a partir de los acuerdos logrados en toda su historia, se hayan conseguido resultados favorables para las naciones firmantes.
En relación a cómo se ha parado la política frente a este tema, inicialmente decimos, que siempre convivieron diferentes acuerdos. No ha existido política económica nacional sin ser el FMI parte de la misma. Las excepciones están en los años 1963/1966 y 1973/1976, que no se registran acuerdos. Otro tanto, pero con características diferentes fue en el año 2006 cuando se cancela la deuda que se tenía con dicho organismo y no se establece ningún acuerdo hasta el presente, habiéndose previamente reestructurado la deuda externa. La oficina del FMI se cierra en la Argentina en el año 2012.
El nuevo acuerdo que se busca con el FMI forma parte del proceso de consolidación y profundización de las políticas neoliberales en la Argentina y en Nuestramérica. Haber llegado a esta instancia es posible por varias razones. De allí el interés de exponer algunas reflexiones y puntos de vista para fundamentar que el acuerdo con el FMI no se debe concretar; hay que desconocerlo. Estos acuerdos son incumplibles; estamos convencidos que si un comerciante, empresario o emprendedor como se lo denomina ahora, leyera las condiciones y tuviera que firmar un acuerdo con un banco para obtener fondos para el giro normal de su negocio, con las características de las cláusulas que el FMI acuerda con el Presidente de la Nación, seguramente no lo firmaría, salvo que fuera banquero.
Debemos saber y visibilizar que en la Argentina ya no es necesario importar a los “chicago boys” de la década de los 70 como también se hizo en otros países del Cono Sur en aquella oportunidad. Nuestras escuelas, universidades y centros de estudios e investigación ya los construyeron y siguen reproduciéndolos: tenemos “marca nacional”. Y aquí se presenta parte de nuestro desafío: contrarrestar el pensamiento único y hegemónico. La escuela, la universidad pública y el sistema científico tecnológico nacional han quedado desfasado del lugar y protagonismo que deberían asumir ante las diferentes crisis en que la sociedad está involucrada por la práctica de políticas que sirven a intereses minoritarios, más allá de que surjan dentro de lo que se denomina sistema democrático.
Debemos discutir los alcances y problemas del Modelo Productivo y Social. Debemos resistirnos a aceptar que en un mundo en que el desarrollo científico y tecnológico ha logrado extraordinarios avances, estos queden para el privilegio de unos pocos y que están en función de la acumulación del capital. Nos resistimos a que en este mundo de la modernidad los indicadores que más crecen sean la pobreza, indigencia, desempleo, la depredación de nuestro hábitat y la ganancia financiera por encima del interés social. Nos resistimos a que el mundo financiero determine nuestras vidas.
Debemos avanzar en el intercambio de ideas y propuestas. Este es uno de los objetivos que nos planteamos desde el Centro de Pensamiento Crítico Pedro Paz: generar espacios de aprendizaje y discusión que nos conduzcan a la construcción de otro modelo productivo y social. Nuestra agenda de actividades es una prueba de ello.
Es por ello que nos resistimos a que perdure el silencio en los ámbitos de la educación pública, entre otros. No hay pronunciamientos de parte del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN)- Rectores- , pocas son las autoridades de universidades y facultades con sus respectivos consejos, que hagan un llamado de alerta respecto del impacto que significa las actuales políticas y advertir el horizonte que se vislumbra para la sociedad y para la educación pública. Seguir en el silencio se transformará en complicidad de una política desbastadora, más allá de cómo cada uno de nosotros votamos en su oportunidad.
Estas líneas no representan el pensamiento oficial del Centro de Pensamiento Crítico Pedro Paz, si una voz más que busca alertar en la necesidad de abrir espacios de análisis y discusión en el seno de la sociedad y de la universidad. Podremos tener diferencias y propuestas que no necesariamente sean coincidentes, pero no podemos permitir, y de allí la importancia de abrir espacios de intercambios, que la Argentina de hoy y de los próximos días sea un cementerio de la actividad productiva y lo único que sobresalga sea la desesperación de las personas que van quedando marginadas de una vida digna, a costa del mundo financiero y de los grupos económicos y familiares concentrados.
El aprendizaje y los perjuicios ocasionados por las políticas del FMI.
Decir que no han existido resultados favorables para las naciones firmantes de acuerdos con el FMI significa, entre otras cosas, que las políticas públicas que se han implementado a partir de estos acuerdos, siempre y de manera constante, han conducido a los países firmantes a un mayor endeudamiento, reducción y eliminación de servicios públicos que son bienes de interés general o bienes público, tales como: salud, educación, vivienda, desarrollo científico tecnológico, infraestructura social y económica. Otro tanto ha pasado con el aumento de la desocupación, la pobreza, la mortalidad infantil, la baja en el consumo de la población, la precariedad laboral y la pérdida del poder adquisitivo de la mayor parte de la sociedad.
Luego de cada acuerdo con el FMI siempre estuvo presente la pérdida del patrimonio nacional a partir de múltiples procesos de desnacionalización de la economía nacional, regional y local, con el permanente proceso que conlleva a la concentración económica y extranjerización de la propiedad. Concentración en muy pocas manos de la tierra, industrias básicas que determinan los precios esenciales del sistema económico y que por lo tanto impactan en la mayoría de las cadenas de producción, y de los servicios estratégicos para el desarrollo del país. Con solo analizar las estadísticas, cualquiera sea su procedencia, es más que elocuente la afirmación realizada.
Agregamos que el conjunto de las políticas que los gobiernos nacionales de turno han ido acordando con el FMI (sesenta acuerdos en el orden nacional), siempre han convergido en la promoción de la rentabilidad, beneficio o negocio financiero en desmedro de la actividad productiva, lo cual lleva a que la economía en general no solo no genera riqueza-recursos para dar respuesta a las necesidades básicas de la población, sino que tampoco posibilita el pago de las deudas contraídas. Frente a esta situación se ve “justificado”, nuevamente, recurrir a un mayor endeudamiento público.
Esta es parte de la historia de la deuda externa argentina y es lo que hoy estamos viviendo. Está registrado en la memoria colectiva, en los medios periodísticos de época, como también en los múltiples estudios e investigaciones realizadas en el mundo, en Nuestramérica y en la Argentina. Para contrastar el alcance y efectos de estas políticas, como también cierto registro histórico podemos recurrir a múltiples estudios y pronunciamientos de especialistas.
Decimos de manera especial que la “fórmula” para el despojo nacional es simple. Sucede que es complejo de visualizar y comprender desde el sentido común; desde la subjetividad construida vemos en general las apariencias y no lo profundo. Estamos “construidos” para quedar atrapados en la coyuntura sin lograr dimensionar los alcances de estas políticas que condicionan a futuro el diseño y la práctica de la política pública en el caso de buscar desacoplarse de este sistema perverso. En tanto que en el presente, no se alcanza a comprender la inmediata desarticulación productiva y social cuyo costo de restablecer estándares de vida previos es muy traumático. Sí se percibe directamente la devaluación en la calidad de vida de mayoría de las personas, sin embargo aún no se logra comprender su causalidad siempre que a uno no le “toque” ser parte del despojo.
El procedimiento es burdo y básico. “Ellos” llaman “crisis” a lo que es la evidencia del vaciamiento de las arcas del Tesoro Nacional y de la producción nacional generada por las políticas aplicadas por ellos, aprovechan para endeudarnos y profundizar la pérdida de la soberanía. Aumentan los precios de todos aquellos bienes y servicios indispensables para la vida cotidiana de las personas impactando en la vida de la mayoría de la población. También suben las tasas de interés (el precio del dinero) y la rentabilidad de las actividades concentradas, asimismo el mercado queda sin “restricciones” para que el capital fluya de la manera que se dueños lo decidan.
Todo se incrementa para el beneficio de muy pocas personas. Lo único que no aumenta son los ingresos de los trabajadores, jubilados y pensionados que son la mayoría. La formación eurocéntrica propia de nuestra educación y las ciencias, es decir el aprendizaje recibido y que brindamos, es parte del porque se hace complejo comprender lo que es burdo y básico. Estamos formados para la subordinación y la dependencia con la “colaboración” extraordinaria de los medios hegemónicos y concentrados de comunicación.
A cerca de cómo la política en Argentina se ha parado frente a este tema.
La política en general con las excepciones que siempre existen, ha ido generando un “sistema” en procura de la “profesionalización de la política”, mediante el cual, entre otras cosas, “presentan” a la sociedad la necesidad de hacer ajustes y endeudarse bajo el pretexto de que quien gobernó con anterioridad “hizo mal las cosas”. En estas circunstancias, la “solución” a los “problemas heredados” se plantea por medio de mayor endeudamiento, conduciendo de este modo a la creciente pérdida de soberanía en las decisiones sobre las políticas públicas. En tanto que quienes se autodenominan opositores institucionalizados bajo el argumento de la “gobernabilidad” y mostrarse “serios” antes sectores minoritarios de la sociedad y del poder, acompañan la profundización del despojo nacional y la exclusión social. Experiencias al respeto abundan. Basta recordar el otoño de 2016 el comportamiento del parlamento nacional con relación a la deuda y la reconsideración con los títulos de la deuda en manos de los fondos de especulación- buitres.
La profesionalización de la política en general trabaja para estar “presente” cerca del poder, en conveniencia y bajo la creencia de que siempre el poder ampara a la política funcional a él, más allá del color partidario, discursos y épocas. Financia entre otras cosas las campañas electorales y a las ONGs que hacen de caballo de Troya en la vida pública. También protege mediáticamente a la política según la coyuntura del momento. Es decir se van construyendo alianzas, acuerdos que tienen diferentes justificaciones y son funcionales para ambos, oficialismo y oposición.
Logran ser tan profesionales de la política que les permite cultivar un grado de cinismo e hipocresía tan relevante, que por momento tienen consenso y acompañamiento de importantes mayorías sociales, que no son otra cosas que minorías dispersas, unidas con el propósito de un bienestar material inmediato para unos pocos a costa de las mayorías excluidas.
Agregamos que en general la dirigencia en Argentina en lo que va desde 1983 hasta el presente ha buscado las soluciones dentro del sistema capitalista. Este es un tema que no está en el debate de la política profesionalizada. Ellos dicen y sostienen que el capitalismo es la única posibilidad, y en todo caso buscan hacerlo “más serio”. Unos les disputan a los otros, quién es el que sabe hacer al capitalismo más serio y racional buscando edulcorar a los sectores de poder para lograr su sostenimiento, y si es posible, van por el apoyo de la sociedad. Tienen argumentos, recursos, inteligencia, especialistas, centros de estudios, universidades, comunicadores sociales y demás institucionalidad, para señalar que no hay otro camino. No hay otro mundo posible que no sea el de ellos.
Pero hay que decir que las evidencias muestran que la política profesionalizada no sabe realmente cual es la lógica de funcionamiento del sistema capitalista y cada tanto se los lleva puesto, no por cuestiones generacionales, sino por no comprender que no son autónomos de la lógica del capital. Desconocen cómo funciona y cuáles son los límites que le impone el capitalismo a la política y al Estado de derecho. Una explicación puede ser que la política profesionalizada está encorsetada en la coyuntura, en lo fenoménico y que no ven las causalidades. También se puede pensar que no aceptan y no les interesa buscar alternativas fuera del capitalismo. O en el mejor de los casos que si lo saben, algunos, pero creen que ese tema se deberá abordar en un próximo período.
Sin embargo el verdadero poder hegemónico sabe cómo funciona el capitalismo, no tiene partido ni ideología y se nutre de todo lo que está a su alrededor. Recurren y utilizan todo lo necesario de la política, la justicia, la economía, las fuerzas represivas y los medios de comunicación por mantener el privilegio de la dominación de la población con sus diferentes métodos. Su objetivo es no perder esa posición de privilegio y hacer reproducir el capital más allá de los límites humanos y ambientales. De allí el interés de cultivar la profesionalización de la política institucionaliza. Se horrorizan con la idea de que la naturaleza sea sujeto de derecho y que las personas también conserven y avancen en la conquista de sus derechos. Buscan y luchan por establecer la universalización de un sentido común para poder perdurar en el tiempo. Para ello, entre las tantas cosas que hacen, promueven que las personas “que respiran en punta de pies sobre el agua, sueñen con un golpe de suerte que los catapulte hacia el éxito económico personal” . Esta es la ilusión que abona el capitalismo y sus mentores.
Eso es lo que se enseña en nuestras universidades, es lo central que se difunde para la consolidación de una subjetividad que se va nutriendo de múltiples formas, a través de la educación y la cultura para la colonización de un individualismo perpetuo ajeno a la solidaridad y a la reciprocidad.
Resistir y revertir estas políticas es parte de la tarea
Sí es posible resistir y revertir estas políticas, pero no con más de lo mismo que ya hemos transitado. Quienes están próximos al progresismo en el seno de los partidos tradicionales con alternancia en gobierno desde 1983, deberán repensar su posición frente al capitalismo. Basándose en la inserción en el campo popular y en el acompañamiento recibido alternativamente por parte del pueblo, tendrían que “animarse” y ampliar esos espacios, para la construcción e incorporación de fuerzas transformadoras que permitan ir más allá de buscar romper con el neoliberalismo, posibilitando la construcción de un modelo productivo y social que nos abra las puertas para salir del capitalismo. En tanto que desde los múltiples espacios y colectivos populares ajenos a la política profesionalizada, sería más que necesario no capitular en el aislacionismo y buscar la forma dentro de los diferentes frentes de lucha, de avanzar en la conformación de prácticas más masivas sin perder la esencia de principios y pertenencia ideológicas.
Resistir a la política del FMI y del gobierno nacional actual, es decir a las políticas neoliberales que dan vida al capitalismo, exige tener una práctica y reflexión permanente acerca de cómo ir haciéndolo, aceptando que no hay una verdad absoluta al respecto. Podemos plantear algunos interrogantes a modo de reflexión ¿A quién le debemos pedir que se desconozca el acuerdo firmado por el gobierno nacional con el FMI? ¿Cómo hacerlo? ¿Por qué hay que recurrir a este pedido de desconocer el acuerdo del FMI, y además, evitar que nuestros interlocutores principales sean la política profesionalizada y la dirigencia gremial tradicional? ¿Por qué tenemos que profundizar el estudio para una mayor comprensión de la nueva etapa que estamos viviendo?
En cuanto a la primera pregunta, lo más práctico y lógico parecería ser que hay que pedirle a la política “profesionalizada” que lo resuelva. Sin embargo entendemos que hay que pedirles y llegar a todos los actores sociales y políticos, pero especialmente a todas aquellas organizaciones sociales y gremiales que tengan autonomía del poder hegemónico e institucional. A todas aquellas personas que ejerzan alguna función a través de los diferentes mecanismos de representación popular. A todo dirigente que tenga capacidad de movilización social y esté legitimado por su práctica social. A toda instancia de asociativismo que busquen un mundo más colaborativo e igualitario. A todos aquellos sectores que están excluidos de una vida digna. A todos aquellos que reclaman nuevos derechos y de aquellos que aún logrados, están en proceso de anulación total o parcial.
La manera de poner límites es mediante el reclamo abierto y explícito de los sectores afectados y de aquellos colectivos que se suman en el acompañamiento. La política profesionalizada (oficialismo y oposición de turno) sólo se moviliza cuando está en peligro su existencia, y al momento de haber pasado la tormenta, vuelven con sus andanzas en procura de un” buen pasar”.
Esto nos lleva al segundo interrogante expuesto, es decir cómo hacerlo. Aquí es donde se encuentra la disputa con la profesionalización de la política, en el sentido que esta última tiene ya un “protocolo de procedimiento”, y que de tanto en tanto, suele ser avalado por su electorado, en algunos casos. Dicho esto, aclaramos que la división planteada tiene matices y zonas grises entre la política profesionalizada y la búsqueda de alternativa. También hay que mencionar que dentro de los diferentes ámbitos de resistencia, existen matices y antagonismos, tanto en el seno de quienes buscan salir del neoliberalismo cómo aquellos que plantean salir del capitalismo. Este es otro de los aspectos que debemos abordar para no hacer más de lo mismo.
El desafío se centra en cómo hacer para que la población desconozca el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Cómo hacer para que se entienda que el endeudamiento al que nos están llevando, además de los perjuicios inmediatos en nuestras vidas cotidianas, condiciona a la vez las alternativas futuras para salir de dicho proceso.
El cómo hacerlo, también hay que pensarlo y buscar su práctica en el marco de la democracia, pero poniendo en tensión el papel que ha tenido en la Argentina en los últimos 35 años la democracia representativa. Hay que animarse a cuestionar a la democracia representativa y aprender de la democracia directa, obviando a la política profesionalizada adicta al lucro. La mediación debe ser entre el pueblo y con el pueblo, más allá de lo que “sugieran” los cientistas políticos de la modernidad del capitalismo. Debemos aprender a decidir mediante plebiscitos, referéndums y asambleas de vecinos. Este aprendizaje no está dentro del protocolo de procedimiento hegemónico, pero tampoco es asimilable aún por la mayoría de la población, lo cual nos indica el camino por recorrer en este sentido.
El tercer interrogante refería a por qué hay que recurrir a este pedido de desconocer el acuerdo del FMI, y además, evitar que nuestros interlocutores sean la política profesionalizada y la dirigencia gremial tradicional. La respuesta más directa es porque cuando tuvieron la oportunidad de evitar de endeudarnos y llevarnos a perder nuestra soberanía en el manejo de la política y la economía, como es el caso de depender de los organismos internacionales, siempre optaron por ellos y no por los intereses de la población.
Varios pueden ser los aspectos para replantearnos. Uno de ellos puede ser qué tipo de democracia es la que necesitamos en defensa de los intereses de las mayorías y del bien común que incluya a la naturaleza como sujeto de derecho. La democracia representativa nos va dejando un legado más que funcional a la exclusión, al subdesarrollo y a la dependencia externa. La democracia representativa ha transformado al sistema político institucional como un instrumento de la dominación y pérdida de soberanía respecto a los bienes comunes de la nación. Luego de 35 años de democracia, a partir del cambio de matriz productiva, social y cultural logrado por la dictadura cívico militar y religiosa, la democracia representativa logró ¿sin proponérselo? consolidar al sistema capitalista mediante la masificación de las políticas integrales del neoliberalismo instalándonos en la globalización excluyente.
En cuanto al cuarto interrogante, por qué tenemos que profundizar el estudio para una mayor comprensión de la nueva etapa que estamos viviendo, mucho es lo que podemos decir, repensar y reflexionar. Sucede que la actual coyuntura y los múltiples hechos cotidianos, aún no nos permite visualizar el proceso de desarticulación estructural e institucional de esta nueva etapa en Nuestramérica. Los números e informes que en estos días nos ilustran de la actual realidad y de lo que puede ser en el futuro inmediato, de no mediar un cambio en la actual política, no son asimilables aún. Es tanta la irracionalidad que expresa que parece que no puede ser lo que se está viviendo. Sin embargo lo es. La comprensión y reacción será una tarea larga y extensa. También encontrar colectivamente alternativas al actual sistema. El problema no es cuánto hay que recorrer. La cuestión es que en el mientras tanto se presentan varios problemas. El más próximo es el drama que aún no se está comprendiendo el impacto económico, social, político y humano en el que estamos involucrados. De allí la importancia de abrir y generar espacios de estudios y discusión de estos fenómenos y por ello el reclamo a que nuestras autoridades, en el caso de las universidades, salgan del silencio sistemático.
La política profesionalizada opositora, más allá de sus pronunciamientos y ciertas prácticas, no dimensiona el grado de desarticulación social y productiva. Aún cree que ellos podrán dar respuesta, con el protocolo de siempre y sobrevivir al actual proceso. No han comprendido que serán parte de lo que la crisis arrastrará. En tanto, los diferentes movimientos sociales y espacios de reflexión y de prácticas alternativos, aún no se han podido encontrar en un frente común de resistencia y con alternativas conjuntas al actual modelo, y esta realidad exige mucho dialogo, reflexión y prácticas conjuntas.
Subrayamos que el poder dominante no se permite perder lo recuperado. No acepta y se resiste a reconocer nuevos derechos, como también que sigan vigentes los alcanzados. Realmente quieren todo para ellos. Hoy además de haberse construido un anillo de dependencia económica y política a partir de la consolidación de las políticas implementadas y los acuerdos que se buscan lograr con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, desde el gobierno nacional se ha desarrollado y construido una alianza operativa y estratégica con el poder mundial militar encabezado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y las Bases Militares de EE.UU que operan en Nuestramérica y en particular en Argentina.
La Argentina ha iniciado un proceso de militarización significativo que implica mayor equipamiento para las diferentes fuerzas y una revisión en cuanto a las modalidades para su participación ante el conflicto social y la “custodia” de recursos naturales. Todo esto se encuentra asociado al reinicio de una alianza estratégica y operativa con EE.UU señalada anteriormente, de la cual en apariencia no hay precisiones, pero todo indicaría que Argentina puede llegar a formar parte en América el Sur de un espacio con alta injerencia más “directa” de parte de EE.UU y la OTAN (Malvinas, el Sur área de hidrocarburos, Triple Frontera Acuífero Guaraní). Por otra parte es posible identificar un plan sistemático que incluye una significativa práctica de “prueba y error” para ir al choque ante diferentes manifestaciones populares, generando así la naturalización de la represión, constituyéndola en parte de la política institucionalizada.
En palabras de Guillermo Sacomanno , traemos de su escrito la sentencia que decía en su momento: “Pero el terror se avecina. El enemigo estaba vigilando, esperaba su oportunidad”. En tal sentido agregamos que la militarización de la política y la represión a la protesta social, van tomando día a día nuevas dimensiones que le posibilitan ganar más espacios para que se naturalice la violencia como algo inherente a la vida cotidiana ante el reclamo popular y el conflicto social. No necesariamente lo que ocurrió en el pasado volverá a ocurrir, sin embargo no hay antecedentes que indiquen que el poder hegemónico abandone sus objetivos y que voluntariamente se repliegue y entregue lo que considera como propio. En Nuestramérica y en Argentina son miles los dirigentes sociales, gremiales, intelectuales, políticos que nos han enseñado al respecto. También son multitudinarias las persecuciones, cárceles, torturas y muertes que existieron por resistir y buscar cambiar las políticas impuestas por estos organismos internacionales con la colaboración de parte de la dirigencia nacional.
En esta dirección, frente a la necesidad de reflexionar y estudiar lo nuevo que estamos viviendo subrayamos lo siguiente. Por una parte, resaltamos la importancia de comprender que para resistir y revertir las políticas neoliberales, es preciso superar la creencia de que es posible hacerlo con más de lo mismo que venimos transitado en los últimos 35 años. Tenemos que reflexionar desde los múltiples ámbitos de la resistencia, asumiendo que si no se ha podido avanzar en salir de este modelo, se debe a limitaciones propias. De todos modos es preciso dejar en claro que los aspectos exógenos y la fortaleza del poder hegemónico son inmensos y es parte del problema a enfrentar. Por otra parte, nos encontramos con la cuestión acerca de la viabilidad o no del capitalismo. Entendemos que, si bien es un aspecto complejo en su abordaje dentro de los diferentes colectivos que se proponen resistir y revertir las políticas neoliberales impulsadas por los organismos internacionales y parte de la sociedad local, no puede quedar como un tema “indomable” e “inabordable”. Debemos poner en tensión la creencia de que hay capitalismo “bueno-serio” y “malo-irresponsable”, y que por lo tanto, deberíamos ir por los aspectos positivos del sistema. Desde nuestro punto de vista, y por supuesto es para el debate, entendemos que “el capitalismo no es una suma de aspectos negativos y positivos (…) los elementos que contribuyen a una mayor efectividad en la producción son los mismos que enajenan el trabajo humano. Los que generan riqueza para unos pocos, producen pobreza para las mayorías, a nivel nacional e internacional ”. Por ello creemos que es importante profundizar estos temas para la construcción de la resistencia al actual sistema capitalista.
Algunos de los párrafos del presente escrito han tenido la intención de explicitar ciertos aspectos que nos indican la no conveniencia de aceptar un acuerdo con el FMI ni de avanzar con las políticas neoliberales. Se ha buscado poner en tensión algunos hechos de la política actual, siempre en la creencia que no hay verdades absolutas. Es por ello que entendemos que la educación pública no puede estar ausente en el análisis y discusión de estas temáticas para contribuir hacia otro tipo de formación. Se debe romper el silencio en los ámbitos públicos, en particular en las universidades. Las autoridades son parte de la comunidad universitaria y como tal no pueden seguir ausentes con sus silencios.
No al FMI y las Políticas Neoliberales.
San Luis, 30 de junio de 2018
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